Tolerancia cero al bullying y acoso escolar contra niñez migrante y refugiada

«Mi hijo tiene 10 años y desde que está escolarizado ha pasado de todo: le han cortado el cabello; lo han agredido a golpes y amenazado que si habla lo golpearán más; le hacen burlas y recientemente en una plática se burlaron de él y de dos compañeritos más que casualmente también son migrantes», explica una madre que solicita el anonimato por temor a represalias.

Los «golpes» y las «ofensas» no son el único tipo de violencia que vive la niñez migrante y refugiada, según el relato de otra madre: «Lo peor que le hacían era ignorarla, no le hablaba nadie, y en clase no se juntaban con ella. Ella venía preparada para que le hicieran burla, pero no para sentirse ignorada», explica.

Las historias pueden variar, pero las y los protagonistas continuan siendo niñas y niños migrantes y refugiados que, participa en el programa ‘Voces legítimas: Experiencias de la niñez migrante y refugiada’ financiado por la Consejería de Salud y Servicios Sociales, teniendo en promedio al menos tres incidencia de acoso escolar y/o bullying por cada niña, niño y adolescente.

«En el registro de denuncias que realizamos hemos detectado variaciones en los tipos de violencias ejercidas y vinculadas estrechamente al género y el rango etario de las niñas, niños y adolescentes. Por ejemplo; los insultos dirigidos a una niña de 10 años no son los mismos a una niña de 15, en el caso de los niños, se observa que suelen ser quienes más violencia física enfrentan», explica la coordinadora de la sede del Movimiento de Mujeres Migrantes de Extremadura, Tania Irías, también Técnica de este Proyecto.

AUSENCIA DE ATENCIÓN INTEGRAL

Las consecuencias de esta violencia y la «ausencia» de un abordaje integral por parte de las autoridades escolares, según Irías, se ven reflejadas en la falta de interés por asistir a clases; bajas calificaciones; absentismo y abandono escolar por parte de niñas, niños y adolescentes migrantes y refugiados.

A este respecto, explica que, «las niñas y niños al llegar a España tienen que adaptarse a un nuevo sistema de escolarización, lo que implica otro desafío a su proceso de adaptación debido a características culturales y lingüísticas particulares que los sitúan como diferentes que impiden que desarrollen un sentido de pertenencia, algo que ocurre en menor medida con los nacidos en España, aunque también enfrentan una lucha identitaria por no ser reconocidos como autóctonos».

«El absentismo escolar y el bajo rendimiento académico en la niñez migrante y refugiada suele estar estrechamente vinculado a las dificultades de inserción, contrario al discurso racista que lo vincula con -carencias académicas por venir de países tercermundistas-. Según los casos que hemos atendido está vinculado a la falta de acompañamiento del duelo migratorio que también experimentan las infancias que migran, que no reciben ni en las escuelas ni en comunidades de acogida», explica Irías.

Frente a esta situación las madres de la niñez migrante y refugiada manifiestan «tener miedo de enfrentar a las autoridades escolares» al encontrarse con «una minimización de las circunstancias y de los hechos, alegando muchas veces que -son cosas de niños- o infantilizando las quejas que presentan».

TOLERANCIA CERO A LA VIOLENCIA

El programa ‘Voces legítimas: Experiencias de la niñez migrante y refugiada’ atiende a niñas, niños y adolescentes, originarios de Nicaragua, Honduras, Colombia, Venezuela, Perú y Bolivia, y que están escolarizados en colegios e institutos de la ciudad de Mérida y Cáceres.

La prevención ante el nivel de «prevalencia» del bullying y/o acoso escolar contra la niñez migrante y refugiada, es el eje del proyecto que pretende alertar la «pasividad» de las autoridades frente a estos hechos, pero sobre todo brindar herramientas contra la violencia y fomentar cero tolerancia, así como comunidades de acogidas inclusivas y diversas.

Este programa se ha desarrollado durante 2024 con fondos de Consejería de Salud y Servicios Sociales y Oxfam.